Décadas de eso de la ESO presencial han arrojado a los caminos de esta España nuestra a un español que, salvo honrosas excepciones, que, como tales, lo marcan con cursiva y en negrita, deambula borracho de sí mismo. Pues, cojones, probemos ahora con eso de la ESO telemática, que peor es imposible que resulte. Quien está por eso del estudio estudia a pesar de la ESO y estudia en clase, en casa o en un palomar, y ganado lleva que no tiene que aguantar al oligofrénico adaptado curricularmente. Pero ah, claro, los padres. Empiece usted por ahí. Los padres, tan hijos de eso de la ESO como sus hijos.
La sanidad se jodió con el programa del niño sano. Con las guarderías de cero a dieciocho años se jodió la educación. Padres e hijos, ahora, forman un núcleo que ríase usted de la bomba atómica. Ese núcleo de lo quiero todo sin renunciar a nada.
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