GENUFLEXIÓN DE UNA MENTE AVESTRUZ ANTE LA MENTE MAQUIAVÉLICA

Alguna retorcida mente maquiavélica tuvo que diseñar esto, no me jodan. Una población global zombi que deambula con el noventa y cinco por ciento de la mente avestruz enterrada en el móvil dúctil ha de ser en extremo para los que, desde el neolítico, de la religión al smartphone manejan el cotarro. La España experimental del XXI de gobiernos provisionales lo está demostrando. Para que el mundo siga funcionando sólo se necesitan iPhones y Xiaomis, capital y pateras. Oh puto amo, mente genial que ideó este presente con gran futuro por delante, a sus pies reverente me reclino.

DE GENOCIDAS NOS QUEDAMOS MAQUIAVÉLICOS CON STALIN

Nos hablan los hijos de Robespierre, el de la guillotina, de los actos perpetrados por el comunismo. Bien es cierto que después de la decapitación los hijos de Robespierre abandonaron el método en pro de algo que llegaría a su fin en la República de Weimar. No así el comunismo, que supera Stalin en la estadística el número frío de muertes Hitler. El siglo XX fue una puta mierda. Una puta mierda necesaria para vivir en España como hoy vivimos. Agilipollados pero cómodos. Cómodos agilipollados. Los hijos de Robespierre ganaron por los pelos la Segunda Guerra Mundial con la ayuda del invierno ruso, los sóviets y la demencia de Adolfo, muy en el fondo un pobre imbécil. Y los hijos de Robespierre aprendieron la lección y al pueblo llano además de pan y circo le otorgaron en socialdemocracia derechos sociales para frenar el avance del comunismo de Stalin.

-Con diligencia, palabra a palabra. Si, por lo que fuere, lo habita a usted, domeñe la facundia hasta tanto no sea capaz de una conducción textual elegante, sosegada. Dicho queda para escribidores y para usted, don Senén.
-Oyío cocina, don Fernando. ¿Otru vinín?
-Dele.

APOTEGMA DEL CIPOTE AL VOLANTE

Al volante, el edecán del tiempo, vulgarmente conocido como cagaprisas, por lo general hombre (aquí las mujeres nos llevan milenios de sistema nervioso central), en su sedicente pensamiento se figura tiburón sobre el asfalto y siente cómo sin necesidad de erección el tamaño de su polla se multiplica con la cinética de la máquina cuya potencia sobrepasa con creces la de su cerebro. El edecán del tiempo es el subnormal que quema goma y gasolina para frenar en seco ante el siguiente semáforo en rojo. Para el edecán del tiempo al volante no hay carriles, ni límites, ni códigos, autista de su pene. El edecán al volante del tiempo es el tarado que en el recreo meaba más lejos.

POR LA NECE(SI)DAD DEL AFECTO

Haberse cansado de la gente es agotador. La gente, sustantivo genérico, y el individuo que se comporta como gente son como los muros de la prisión, que sólo te dejan ver un trozo de cielo y el suelo agobiante que pisas. De ese sustantivo ya únicamente le interesan las historias desde el cine en ese ciclo yermo de lectura. Aún necesita, no obstante, la presencia de ciertas personas, el calor que generan en este universo frío, estrellas sine qua non para la nece(si)dad del afecto, alimento primordial de la depredadora inteligencia, esclava de la biología, esclava esta de la materia.

DORMITORIO POLIVALENTE

Agostado por la giligripe de agosto, una César Edulis y lo que queda de la botella de Luzón, perra Luna liberada. Paracetamol y al dormitorio, sala torrente de cine pirático, aula de conocimiento Ivoox y YouTube, biblioteca más esporádica de lo que debiera y finalmente nave a universos alternativos.

Ese dolor donde la mandíbula se agarra a la calavera. Giligripe de agosto. Acostarse por las noches con la hoja batiente batida medio en pelotas servidor por sobrellevar despierto la canícula de agosto tiene lo que tiene: que el sudor dormido cuando caen los grados se enfría. Dícese dormir con el culo al aire.

Al final del día, en ese momento en que has cumplido con la rutina de matarte con vino, tabaco y sintagmas y tu perra, a punto de cumplir los quince años, juega contigo, quizás el universo merezca la pena.

La sencillez del tigre cazando. Del hidrógeno al tigre. Lo demás ha sido una pérdida de tiempo.

BENDITA PLAGA PARA UN GIJÓN DE CONDICIÓN BAJA Y SERVIL

El turista. Pocas veces (se cuentan con los dedos de un manco) hemos hecho turismo; cuando caímos en tan abyecta condición circunstancial obligados por un va de la vida o ven del vaivén, procuramos cumplir con el mayor número de normas de la buena educación, que empieza por no meter ruido. Fuera de los dedos del manco lo que hemos hecho ha sido viajar, en compañía y a solas. A solas hállase el culmen del movimiento cargado de trayecto interior. ¿Quién hace turismo solo? El turista solo persigue algo que lo transforma en viajero. No existe turista solo (el turista sexual solo es un viajero de la carne humana a tanto el kilo de tiempo). El turista llega a los destinos con su lugar de origen a cuestas. En el caso de Gijon nos mete Madrid a embudo con sus cafés americanos de paletismo proyanqui, sus diminutivos en -ito y el manejo aberrante del pretérito perfecto compuesto, laísmos y leísmos aparte. Nuestra tolerancia, que abarca moros de la morería, barrules de la Rumanía, hispanoamericanos chéveres que exclaman ah por eh, acaba aquí. El turista madrileño, epítome del turista, viene a Gijón a tocar los cojones infestando esto; los anteriores, al fin y al cabo, han venido a buscarse la vida.

LA GRAN NOCHE DE LA SEMANA GRANDE

Esta noche Gijón hace cumbre en su ochomil de servilismo para retrasados. Cientos de miles de mongólicos tienen esta noche su cita anual codo con codo con los Fuegos en mayúscula de esta ciudad de camareros hispanoamericanos explotables. Lo único bueno de esta noche es que a la Feria de Muestras le queda menos, a agosto un poco más y finalmente los madrileños se irán a tomar por el culo.