UNA VACA DE LA MERKEL
Estoy cenando una vaca de
la Merkel cuya concreta cría de margen UE desconozco pero que,
planchada como Dios plancha, como Dios me está sabiendo, al puto
punto matemático. Esta noche he tenido suerte.
¿Virus moribundo,
aletargándose, desactivándose? Este mediodía he recibido un sms en
el que se me ofrecía la posibilidad de ir a tomar un vino del
Antiguo Régimen. La Cadarma, servidora de la Nueva Normalidad,
declina la invitación habiendo considerado, y considerando de aquí
a un futuro, prematuro dialogar a nariz y boca descubiertas. En moto
camino del trabajo a casa la Cadarma lo que fue viendo fue el final
del confinamiento de todas las fases posibles: Gijón es el
cachondeo, eso espero, de un coronavirus moribundo.
En la Nueva Normalidad me
han dado mis padres una botella de vino que mi viejo ya no puede
beber. Que mis padres me hayan regalado una botella de vino sólo
quiere decir que ha muerto el Antiguo Régimen. Por la vida de mi
padre y la muerte de lo antiguo este vino, uno más de la gama del
Lidl para todos, me está sabiendo a genética propia, a gloria con
la vaca de la Merkel.