Quizás en reducción a lo absurdo, o tal vez en la esencia de la cebolla pochada hasta el final a fuego lento, la gráfica de nuevos casos diarios de Covid-19 en España me dice corazón: que la línea desciende hasta mínimos gracias a este Gobierno tan odiado por los de siempre y que por la presión de los de siempre sube y sube y sube.
Mal va un país que malvende universitarios e importa camareros. Poco puede hacer en un país así la socialdemocracia: confinar durante tres meses en casa lo no esencial, o sea casi todo, y rendirse abriéndose de piernas, puta de Europa de bar de copas que arruina el trabajo entero de la virtud.
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