EL CONOCIMIENTO QUE SE
PASÓ DE FRENADA
Escribíamos el otro día
que este microscópico parásito ha venido a invadirnos para
colocarnos en el ecológico nicho que nos corresponde. El noventa y
nueve por ciento de lo que ocupa nuestras mentes no existe. Materia,
espacio y tiempo hicieron eclosión hace trece mil ochocientos
millones de años. Hace ocho mil años, eclosionó la inexistencia.
Estados y élites, leyes y dioses y un suma y sigue hasta hoy que
puebla nuestro cerebro para que, cooperante, ayude a mantener este
Neolítico global de ocho mil millones de homo sapiens. Creemos ver
un Estado en la bandera para que la elite nos ordene nuestras vidas;
en los símbolos los Estados creen ver corporaciones que los
sustentan; las corporaciones, en fin, creen ver en cifras el capital.
Y así un suma y sigue que sostiene una planetaria ficción. Y lo que
existe, muchas veces no lo vemos; no vemos el virus, que es real. Y
como no vemos el virus necesitamos de lo que creemos ver para que la
ficción nos defienda de lo real. ¿No somos maravillosos?