Nos amenazan con reclamaciones y quejas, denuncias y abogados. Pobrecillos. En su delirio de que nos están amedrentando, creyendo que somos el sistema que los desampara, se quedan en silencio con la hoja de reclamaciones y quejas, denuncias y abogados que les hemos ofrecido animándolos a que reclamen y se quejen, aboguen y denuncien. Yo soy usted. Yo tengo un padre con una válvula abandonada. Yo no soy su enemigo, maldito subnormal. Pero ocurre que lo que usted me está pidiendo el sistema no me permite que se lo dé como no me permite la naturaleza que vuele batiendo brazos.
El sistema que tanto crédito concedió a cambio de unos votos y que ahora por un bichito de nada se lo niega. Ay, pobrecillo mío; españolito medio tonto del alma. Seguirás votando por inercia sonámbula del mismo modo que por la misma llevas colgando la mascarilla por debajo de tu nariz española de adorno.
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