martes, 22 de septiembre de 2020

 

Nos amenazan con reclamaciones y quejas, denuncias y abogados. Pobrecillos. En su delirio de que nos están amedrentando, creyendo que somos el sistema que los desampara, se quedan en silencio con la hoja de reclamaciones y quejas, denuncias y abogados que les hemos ofrecido animándolos a que reclamen y se quejen, aboguen y denuncien. Yo soy usted. Yo tengo un padre con una válvula abandonada. Yo no soy su enemigo, maldito subnormal. Pero ocurre que lo que usted me está pidiendo el sistema no me permite que se lo dé como no me permite la naturaleza que vuele batiendo brazos.

El sistema que tanto crédito concedió a cambio de unos votos y que ahora por un bichito de nada se lo niega. Ay, pobrecillo mío; españolito medio tonto del alma. Seguirás votando por inercia sonámbula del mismo modo que por la misma llevas colgando la mascarilla por debajo de tu nariz española de adorno.

 Nuevo estado de alarma nacional en el que se permitan las actividades laborales no esenciales excepto la hostelería. Aumento de la frecuencia de los transportes públicos. Vigilancia aleatoria del empleo de mascarillas y sanciones efectivas severas. Lo demás es ir matando elefantes con tirachinas.

 

ALMA DE CÁNTARO

A ver, alma de cántaro: en Asturias, donde aún estamos en época de rastreo antes de que todo se vaya al carajo, me imagino lo que usted quiere y se me ponen los pelos como escarpias: abarrotar con clínex los centros de salud. Brota el virus en un bar, el bar se cierra y va usted a otro bar (será por bares). Además, al bar acude gente más o menos sana. Por el contrario, al centro de salud acude gente más o menos enferma, la probabilidad de brote se dispara, brota el virus en el centro de salud y qué hacemos: ¿lo cerramos? ¿Entiende ahora por qué puede ir así como así a su cafetería y no así como así a su centro de salud? ¿Qué está ocurriendo en este? Que quien ahora maneja, con criterio médico, la agenda es su facultativo, no usted a su antojo. Seguimos viendo en persona a los pacientes que necesariamente han de ser vistos, porque su doctor en males en males no se columpia. ¿Ustedes los restantes? Como lo telefónico no ocupa volumen espacial, a su señor galeno se le ha duplicado la carga de trabajo y triplicado a los señores que usted ve a la entrada tras un mostrador y en mesas más allá, esos que a usted no le cogen el teléfono porque en ese mismo instante están llamando doscientos indios a cinco vaqueros que se están acordando de la puta madre que los parió a todos ustedes, al coronavirus y al sistema de salud. Porque sí, porque ya empezamos a no dar abasto de contactos directos con Covid positiva y los males de siempre y las gilipolleces de la antigua normalidad siguen llamando al indispensable teléfono de su centro de salud, cretino. Y que sí, que algunos de ustedes tienen razón pero la pierden equivocándose de diana después de tantos aplausos a las ocho. Así que miren ustedes: yo seguiré haciendo lo que a máximos pueda y váyanse todos a tomar por culo.

 Albariño de Cambados con pulpo celebrando que aún no hemos enviado a la UCI de una hostia a ningún usuario. Con esta actitud posapocalíptica derivada de los apocalípticos aplausos a las ocho, el español borrego está consiguiendo que el mundo sanitario en vez de salvar su vida desee volársela de un tiro en la cabeza. En la terraza de la acera de enfrente a máscara bajada el español asnal disfruta de su cervecita. Ya llamará, desgraciado o imbécil o imbécil y desgraciado a la vez, compañero de trabajo de PCR positiva, contacto laboral sin mascarilla. Hasta en el Santo Oficio se ríen de mí. En fin. Así, empezando por nosotros mismos, es imposible. El puto hay que vivir que me deja como un talibán de la prevención, un maldito paranoico, un cagado de miedo. Pues mira, no, por mí como si el hijo de la gran puta del bicho me lleva por delante, que, a estas alturas ya, probablemente yo tenga mucho menos que perder que tú, listillo de los cojones; pero que me lleve por delante detrás de ti o contigo, hedonista simple de la polla o de tu coño cortoplacista por la edad. El puto hay que vivir que tú a toda costa, a falta de recursos, quieres seguir viviendo es incompatible con el respeto a la gente que te rodea que por tu incivismo puede palmarla o en el mejor de los casos pasarse unos meses con tubos por dentro y secuelas de por vida.

 

Tanta Cataluña, tanto País Vasco, a lo mejor iba a resultar que España, sin Madrid, iba a ser mejor España. La capital en Covadonga, qué joder.

Ej que tiene cojones lo de Madrid, oigan.

 

En Asturias aún no, en otras CCAA no sé, pero en España, a vista de pájaro, la transmisión es comunitaria. La Cadarma era alarmista y agorera. En la sucursal, las llamadas de contactos directos suben día a día, arrinconando, hasta no se sabe qué extremos de seguir así, las patologías de la normalidad antigua. Échenles la culpa a los sanitarios y no a los inconscientes hijos de la gran puta ajenos a la responsabilidad por sus santísimos cojones de libertad malnacida.

De Madrid, madrileñofóbico, Ayusito de mi vida, eres niña como yo, mejor no escribo.

 A los niños de Valentina y Locomotoro nos preguntaban qué queríamos ser de mayores. En el YouTube Music acaba de saltar un anuncio personalizado que me pregunta qué quiero ser de viejo. Los niños del tío Aquiles y el Capitán Tan corríamos desalados en una infancia interminable queriendo dejar atrás los pantalones cortos. Al borde ahora del horizonte de sucesos del gran váter que nos va a mandar a la mierda, bajamos la vista y miramos, sin entender esa mierda ni otra que haya, nuestros pantalones largos. El anuncio personalizado lo sabe. El anuncio personalizado de los cojones se cierne sobre la presa extraviada y en un picado rapaz te alcanza y te perfora los oídos: qué quieres ser de viejo.

 

¿HASTA DÓNDE AGUANTA LA CADARMA?

No empezó el curso escolar y ya llueve en el preescolar. Cuarenta millones de las antiguas pesetas (tres mil trescientas a setenta y dos euros con ochenta céntimos cada una) le costaron a Asturias las PCR de ayer. Noto que la gente va protestando menos, ya viéndole, quizás, las ventosas al coronavirus; previendo, tal vez, el choque frontal de CERN del influenzavirus con el SARS-CoV-2. La segunda quincena de diciembre y la primera de enero acaso a raya y media de coca al día esnifada inmediatamente antes de las dos de la tarde la Cadarma las pase con aprobado general: con el actual régimen de tabaco y vino, suspende seguro: quebrantamiento del ánimo y brote neurótico, benzodiacepina e ISRS, baja larga laboral y que le den a todo por donde el pepino amarga. La Cadarma (algunos lo saben) ya pasó por eso, y otros saben que la Cadarma dice que no va a vivir para siempre.

 

QUERIDA ESPAÑA

En las buenas, este país va del trabajo a la fiesta y de la fiesta al trabajo, y todo va, más o menos, abriéndose camino y abriéndose camino van los que roban, políticos dedos que se hospedan en fiesta y trabajo ajenos. En las buenas. España es un país infinito adorado por guiris y pateras, es la tierra donde atamos a los perros con longanizas. El paraíso soñado por negros esclavos y blancos industriosos de tez de cerdo y otras razas. El SARS-CoV-2 lo sabe.

 

Y empezó el cachondeo en el año 13787000000 antes de la Pandemia, y ante todo fueron el hidrógeno, el helio y el litio. Yavé ya ve que se aburría.

En la época del teneso, Yavé ya recogido en casa Dios, a mí me da que olvidado de materia y energía y c al cuadrado, esto funciona como puede, y más en España.

 

Santo Oficio, esta tarde.

-¿No puedo ver a mi médico?
-La prerrogativa de la presencia la tiene el facultativo.
-¿Qué diz, ho?

 

Ya que no puedo (ni creo que quiero) evitar escribir, esa fuerza colosal que en mi naturaleza estalló a los quince y cuya inercia alcanza a hoy, me gustaría hacerlo de realidades ocultas por debajo de la escala de Planck, donde el espacio nos vuelve locos. Pero.

El estómago no me da para exquisiteces del pasado. Puede usted quedarse indefinidamente en la etapa de la negación agarrado a Soros y a Gates o puede usted, muy romántico, seguir a sus asuntos Facebook cuanto más alejado de la pandemia mejor.

Ya le digo que yo escribiría del trío de partículas que forman un protón, pero no. Tendrá que ver, no lo niego, que me gano los garbanzos donde me los gano y en particular no tengo el culo para rabos particulares.

 

LA CADENITA DE LA PCR

Jénnifffer o Jennifffer se fue de copas y bailoteo por la noche con Vannesssa y al día siguiente por la tarde le comió la boca bien comida a Jónnattthan o Jonnattthán, que vive con sus padres, Paco y Paquita.

A Vannesssa, por esas cosas que pasan, le entra cagalera, le duele la cabeza y el termómetro que se ha metido por el culo arroja 38,5 grados. Cuarentena y PCR:

PCR negativa. A Vannesssa lo que la ha pillado ha sido la tontería. Fin de la historia si Jénnifffer o Jennifffer no presenta síntomas. Si presenta síntomas, PCR para Jénnifffer o Jennifffer, haya o no estado de copas y bailoteo con Vannesssa. Como si Jénnifffer o Jennifffer es monja de clausura.

PCR positiva. A Vannesssa que la jodan, y de paso que jodan a Jénnifffer o Jennifffer, que no tiene síntomas pero le van a meter palito, ojalá fuera por el culito. Jénnifffer o Jennifffer negativa, Jónnattthan o Jonnattthán, si no tiene síntomas, libra. Jénnifffer o Jennifffer positiva, a Jónnattthan o Jonnattthán le ha salido palito la boca bien comida.

Y así sucesivamente, eslabones de una cadena, naipes que van cayendo o no hasta Paco y Paquita, que van o no van a la cafetería.

La Cadarma, la de la medicina pequeñita, llama y cita (por vocacional cortesía) y explica que mus, muris caeculus, ratón ciego, va por murcaéculum > murcéculum > murciéculum > murciéculu > murciéculo > murcieclo > murciécalo > murciégalo > murciélago por metátesis.

-¿Metástasis?
-Qué más quisiera. Metátesis.

 El arzobispo de Oviedo se apunta al bando que defiende la conspiración, sumándose, así, a la extrema derecha de corte nazi, a los extremistas de la iluminación pagana y a la cohorte de telenovela que los secunda. ¿Tan difícil es entender que el virus este ha salido de un país que no brilla por su transparencia lo gobierne quien lo gobierne? ¿Que ha pillado con los cojones al aire a la OMS y a los Estados del mundo? ¿Que España ha ido obrando, como los demás, a calzón bajado sobre la marcha subiéndose los pantalones? ¿Que cuando otros, tras la primera hostia, hicieron lo que hayan hecho España, hecho lo suyo, entró en pánico y abrió esclusas en franquicia de esa industria de la que España vive sine qua non: la hostelería y el turismo? ¿De verdad se cree alguien que alguien necesitaba el SARS-CoV-2 para controlarnos cuando controlados llevamos, entre otros por ustedes, los del báculo y la mitra, desde la revolución del Neolítico? Venga, hombre: cuéntenos usted otro cuento, señor Sanz Montes.

 Acaso sea porque todas las fases científicas las estén acelerando a base de euros y dólares mientras siguen dejando que las de otros problemas prosigan su curso económico normal aunque maten más y más rápido mas por eso se quedan en una parte de África sin tocar los cojones al sistema global, que es el del mundo que todos sabemos. Aun así, ¿cuál es el gato que se pone el cascabel de Oxford?, ¿a qué minino se lo colocamos? Yo se lo inyectaría al imbécil que anduvo por Gijón de terraceo, o a ese otro imbécil que anduvo por los caminos de las Españas también de terraceo; a todos los que anduvieron de ocio nocturno y a esos chavales a los que el virus este no se les da nada. Pasado el tiempo prudencial que dicte la ciencia coronavírica, comprobado que ninguno de esos imbéciles haya desarrollado nada secundario a la de Oxford, acelerada a base de etcétera mientras etcétera mas etcétera, ya pasaríamos por enfermería a vacunarnos quienes hemos sabido comportarnos en crisis respetando a los demás.
Salud a todos, incluidos los imbéciles.

 Agotado. Las cojonadas de siempre más los innumerables fallos matinales del nuevo sistema más el diluvio (diluvio ya, 4 de septiembre) de contactos con la PCR+. Un par de urgencias de verdad. Aplausos a las ocho del imbécil que anduvo por Salinas. Salgo del Carrefour de hacerme con el vino más que merecido y las dos terrazas de enfrente, que no son pequeñas, están a reventar. ¡Qué grandes somos, joder! ¡Qué españolazos de la enormísima España! La culpa, claro, es del Gobierno. ¡Anda y que nos den por culo, coño!

 

Escribo "dolor cordial con opresión". Y aparece la eminencia del Santo Oficio. Nueva.

-Te voy a enseñar -me dice.
-Enséñame.
-Se escribe "dolor precordial".
-Praecordium.
-¿Qué?
-Zona del corazón.
-Ah.
-Cor, cordis.
-¿Cómo?
-Corazón. Cordial.

 

Hace diez años, en 2010, de golpe me deshice de la gente y, escasos meses más tarde, conocí a doña Do. Diez años después, en 2020, el nudo que con ella tengo formado tras tantas lluvias es gordo gordiano, anudadísimo además por la pandemia, que me está desanudando de la poca gente que, ahora desnuda, quedaba.

Aquella noche de noviembre de 2010 vi responsabilidad en sus ojos, y no me equivoqué.

 

SUCURSAL V.2

De las cuatro sucursales del SO que permanecen abiertas en Servicio de Atención Continuada por la tarde, sólo una, la mía (las tres restantes con dos funcionarios “dándolo todo”, en la de servidor público sólo yo -tú, chaval, puedes con todo-), mantiene limpio de peticiones de PCR el buzón Covid-19.

De nada, hijos de puta.

Aplausos a las ocho.

 

SUCURSALITA DEL SANTITO OFICITO

De vacacioncitas por el Mediterranito comiendo paellitas con sus amiguitos regresó a Gijón y nos trajo el bichito. Esta semanita palito para toditos.

Me cago en vuestra putita madrecita, capullitos.

 Imposible. Me rindo. Spain. Me encojo de hombros y no obstante me cago en tu puta madre. Por mí ya que se vaya todo a la mierda y que salga el sol por Antequera y que se ponga por donde quiera.

 

AQUÍ, IMPOSIBLE

Si está usted durante tres meses manteniéndose con mil doscientas kilocalorías diarias pruebe a meterse de golpe la diaria de un luchador de sumo y me lo cuenta desde la UCI, adonde España va encaminada porque desde el presidente del Gobierno hasta el último yonqui psiquiátrico no queremos, en este puto país, acabar en otro lado. Gente que se supone medianamente culta, o instruida en lo suyo, o preparada en qué, no quiere y prosigue a lo suyo, de bodas y banquetes, saliendo sin necesidad de Asturias y regresando a ella papando bicho por ahí. Yo es que ya casi que me rindo, rodeado por tanto imbécil; yo paranoico de mentira avalada por los datos verdaderos que la paranoia pronosticaba. Si la España que se supone medianamente culta, o instruida en lo suyo, o preparada en qué, no quiere, qué le podemos pedir al grueso analfabeto de la población. España, entera, es un campo de minas, una jaula de grillos, una comunidad aberrante, el fallo necesario de la matriz.

 En la campaña de otoño-invierno, el actual sistema de rastreo y contención de la Covid-19 no dura ni dos días. Y la gente, oiga, como si nada: moviéndose de fiestuqui y cultureta por ahí. Si somos más subnormales como especie, no existimos.

 

Quizás en reducción a lo absurdo, o tal vez en la esencia de la cebolla pochada hasta el final a fuego lento, la gráfica de nuevos casos diarios de Covid-19 en España me dice corazón: que la línea desciende hasta mínimos gracias a este Gobierno tan odiado por los de siempre y que por la presión de los de siempre sube y sube y sube.

Mal va un país que malvende universitarios e importa camareros. Poco puede hacer en un país así la socialdemocracia: confinar durante tres meses en casa lo no esencial, o sea casi todo, y rendirse abriéndose de piernas, puta de Europa de bar de copas que arruina el trabajo entero de la virtud.

 Décadas de eso de la ESO han arrojado a los caminos de España gente aislada en el presente que escribe tonterías en Twitter, en el que entra la Cadarma: ojea y se va.

Décadas de eso de la ESO presencial han arrojado a los caminos de esta España nuestra a un español que, salvo honrosas excepciones, que, como tales, lo marcan con cursiva y en negrita, deambula borracho de sí mismo. Pues, cojones, probemos ahora con eso de la ESO telemática, que peor es imposible que resulte. Quien está por eso del estudio estudia a pesar de la ESO y estudia en clase, en casa o en un palomar, y ganado lleva que no tiene que aguantar al oligofrénico adaptado curricularmente. Pero ah, claro, los padres. Empiece usted por ahí. Los padres, tan hijos de eso de la ESO como sus hijos.

La sanidad se jodió con el programa del niño sano. Con las guarderías de cero a dieciocho años se jodió la educación. Padres e hijos, ahora, forman un núcleo que ríase usted de la bomba atómica. Ese núcleo de lo quiero todo sin renunciar a nada.