jueves, 13 de diciembre de 2018

RESTAURACIÓN (III)

Con el encasillado, los caciques y sin contemplaciones con un sonoro pucherazo, el PPSOE de la Restauración era una maquinaria de relojería suiza: cuando a uno de los dos partidos, el liberal moderado (aprox. = PP) o el liberal fusionista (aprox. = PSOE), se le iba la realidad del país de las manos, frecuentemente y no necesitamos explicar por qué, el rey (Alfonso XII, la regente María Cristina me quiere gobernar, Alfonso XIII) llamaba a dirigir el cotarro al otro partido, se disolvían las Cortes y se convocaban unas elecciones que invariablemente ganaba ese otro partido; como si ahora Felipe VI botase al señor Sánchez y pusiese al frente de un gobierno provisional al señor Casado, que ganaría las elecciones porque en la Restauración apenas tendrían representación parlamentaria los de Ciudadanos y Unidos Podemos estaría prohibido. Se evitaban así el desmadre de la Primera República y los golpes de Estado de la oposición excluida típicos de la España isabelina a la par que devuelto el sufragio universal masculino más de medio país se abstendría de votar en esa comedia de generales, terratenientes, obispos y banqueros.

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