miércoles, 26 de diciembre de 2018

BAJONAZO ARTÍSTICO DEL SPORTING

Lugo-Sporting. La temporada pasada nos calzó el portero un gol desde su portería. Recitan sobre la marcha los niños de san Ildefonso la monótona salmodia del sueño de Navidad, ese impuesto que llaman de los tontos, cíclico para ilusos repetidos.
Minuto segundo, Babin la cabecea al poste.
Nueve minutos, aquí y allá. Minuto décimo sexto, allá y aquí.
Minuto vigésimo primero, Djurdjevic la dispara al revés.
Djurdjevic genera saques de esquina para la estrategia memorizada.
Peligro para nadie. Bostezos. Minuto vigésimo noveno. Transcurre cansado el tiempo.
La pizarra de José Alberto. Mucha pizarra de José Alberto en saques de esquina y de falta.
(Camino de casa.)
Camino de casa no ha pasado nada.
Comienza inversa la parte segunda con dos ocasiones del Lugo. Botellas finales de vino. Pollo a la plancha. Las gajo del Lidl. M+. Vuelve a equilibrarse el fútbol de ambos. Aquí y allá, allá y aquí. Quizás pensando la gente en el pulpo reservado. Parada de espectáculo del portero del Lugo. Minuto sexagésimo.
Por el momento, está resultando el partido más neoclásico del Sporting de José Alberto, el más aburridamente comedia nueva o el café, o poema coñazo de Jovellanos. Partido poema solo para jovellanistas sportinguistas, a veinte minutos del final. Mariño es el estrambote que va salvando el triste resultado. Que disfruten después los valientes seguidores del Sporting el blanco de una u otra denominación de origen (yo allí soy siempre de tinto de allí). Djurdjevic lucha y lucha y trabaja como un cabrón pero, ay, no enchufa. Millón y medio de euros el gol de Uros. Cambios de carne fresca sin cambio de estructura. Un punto nos sabe a poco, a tapita de pulpo compartido pospartido. Juego trabado. Falta. Estrategia. Nada.

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