BARRIO
España es un país echado a la calle y las calles del Barrio, epítome, bullen a unas horas en que en otros países menos históricamente morunos la gente en su casa prepara la cena. El Barrio me ha forzado (repleta la alternativa primera, hasta la bandera la segunda, llena la tercera) a terminar a lo europeo el miércoles con Max Aub en la axila. Descorcho un Murviedro de 2014, reserva, y santas pascuas. Pierdo de Max Aub lo que gano en centímetros de escritura, que, si se dejase llevar por las fobias, que son su mejor combustible, tendría la barrulada, esa zaína escoria, a huevo; pero paso hoy de toda esa mierda de las bodas de sangre.
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