miércoles, 5 de diciembre de 2018

‌España está plagada aún de analfabetos con un bagaje de cuatrocientas palabras huérfanas de ortografía y un discurso de instinto básico. Ahora imagínense una España en la que el 44% de la población no sabe leer y menos escribir: esa era la España que en 1931 tenía que convivir en régimen democrático, y así no hay manera, oigan. Hoy es difícil (se está viendo); entonces, imposible. El pueblo, ese pueblo, el pueblo aquel, enseguida se le fue de las manos a la Segunda República. El pueblo y la España de privilegios ancestrales. Pero hoy toca el pueblo. En esta España nuestra el pueblo acumulaba siglos de carne de cañón, iglesia católica y señoritos. Lo que salvó a esta democracia de ahora fue la conversión tecnócrata franquista de España en una inmensa clase media: el pisito, la lavadora, el frigorífico y el utilitario al alcance de horas extra y pluriempleo de los hijos de aquel 44% de analfabetos.

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