jueves, 1 de octubre de 2020

 Colapso de PCR, telecomunicaciones al ralentí, positivos propios y contactos directos con contagiados de Madrid y León, el virus nos tiene asfixiados. La demanda telefónica, demencial, en treinta años que tiene el centro es la primera vez que hemos tenido que silenciarla en favor de nuestra salud psíquica: nos guiamos por la luz. Hay quien entiende, como en todo, y, como en todo, hay quien no entiende. Al que entiende se le trata con la debida corrección, que es fundamento del funcionamiento de toda república e incluso de la monarquía constitucional; al que no entiende y se pone mula, yo qué sé, depende del momento en que a cada cual nos pille y del temperamento de cada uno. Así están las cosas, que están empezando.

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