SEÑORA GARCÍA DE VALLADOLID
Piñel de Abajo, Valladolid; 14,5 %
vol.; una mano nudosa de edad avanzada cubre a su compañera en merecido
descanso embotellado un vino de noventa puntos Peñín con cinco
estrellas de precio ajustado.
Se escapó uno una vez a bote
pronto en el Talgo a Valladolid más que a ver a una chavala dejando
desairada y airada en Gijón a otra a ver las bodegas y viñedos que se
visitan yendo por la carretera de la capital a Peñafiel y de Peñafiel a
Pesquera de Duero. Metidos en harina,
uno se enharinó en Baco y Venus: qué más podemos pedir. En Gijón, la
señora de Valladolid, ciega de ambos hemisferios por lo visto por este
cabrón que recuerda, dejó a oscuras La Corrada de Cimadevilla para
regalarle sin porqué un beso profundo con velas y botella de cava. Eran
otros tiempos y érase otra edad y la mujer estaba como una oveja que el
Gran Pastor tenga guardada.
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