miércoles, 2 de enero de 2019

SEÑORA GARCÍA DE VALLADOLID

Piñel de Abajo, Valladolid; 14,5 % vol.; una mano nudosa de edad avanzada cubre a su compañera en merecido descanso embotellado un vino de noventa puntos Peñín con cinco estrellas de precio ajustado.
Se escapó uno una vez a bote pronto en el Talgo a Valladolid más que a ver a una chavala dejando desairada y airada en Gijón a otra a ver las bodegas y viñedos que se visitan yendo por la carretera de la capital a Peñafiel y de Peñafiel a Pesquera de Duero. Metidos en harina, uno se enharinó en Baco y Venus: qué más podemos pedir. En Gijón, la señora de Valladolid, ciega de ambos hemisferios por lo visto por este cabrón que recuerda, dejó a oscuras La Corrada de Cimadevilla para regalarle sin porqué un beso profundo con velas y botella de cava. Eran otros tiempos y érase otra edad y la mujer estaba como una oveja que el Gran Pastor tenga guardada.

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