LA TEOLOGAL DE PILARES
I
Grapa abierta hincada en la plaza del polígrafo, la Teologal de Pilares, octubre de 1982.
II
Uno había alcanzado el cielo en el COU con la historia, el latín, la literatura, el arte y la filosofía, y se creyó que todo el monte era orégano. El Gobierno de transición del accidental Leopoldo era la agonía de la agonía.
III
El cielo alcanzado a edad tan temprana, tempranamente a uno se le abrieron las puertas del infierno, verano de 1982, una tarde de sol en el dormitorio ante "La condena" de Franz Kafka. Es el destino de la puta encarnadura humana que se hace más preguntas de la cuenta. A Felipe en octubre el sempiterno voto inercial pendular, controlado por Alemania y los Estados Unidos, lo puso a construir la España de tebeo y bodeguilla. En abril del año siguiente el verbo se nos hizo triángulo oscuro. España y quien con el infierno a cuestas había ingresado, por debajo del sintagma grabado en el dintel, en la Teologal de Pilares habían sin querer dejado atrás la infancia.
IV
Carne tan preciada, botones oscuros de materia erigida,
espalda que pierde el nombre, el efecto del cordón umbilical y el ángulo
del origen se llamaban Ada de Nabokov. Ada y Felipe Glez estaban
dibujando el mundo en que nos movíamos. Por abajo, underground, por
dentro, todo empujaba a la destrucción, pero a la destrucción de qué,
joder.
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