jueves, 27 de agosto de 2020

ISABEL (II)

Una nación que anda liada a hostias consigo misma es una nación que no se aclara y lo que no se aclara está abocado a infectarse y gangrenarse en Antiguo Régimen. Era poco lo que había que bregar con los Zumalacárregui que los liberales se partieron en dos inalcanzado el estadio de 1812 por el Estatuto Real de 1834 primero y la Constitución de 1837 después. Lejos quedaba aún el PPSOE Pacto de El Pardo (1885) -que no, que no he bebido, aunque también- y lo propio seguía siendo liarse a hostias por todos los sitios y cambiar de pareceres con golpes de Estado ora moderados, ora progresistas. Podemos no se andaba con gilipolleces de género, el general de turno sacaba espada y caballo y se acabó la tontería del Gobierno; lo mismo hacía el PP (el PSOE les seguía caballo y espada a los de Podemos). Que no, joder, que no he bebido, aunque también. Qué culpa tiene la Cadarma de que en 1840 en Madrid se monten la de Dios de escraches, María Cristina nos quiere gobernar le pida ayuda a Iglesias Espartero e Iglesias Espartero, general que en Vergara había abrazado como un oso a Zumalacárregui Abascal, le diga a María Cristina pírate, tía, que yo también te escracho. Isabelita niña aún no debía de tener el culo para pompas y andaría por los jardines de palacio jugando a la gallinita ciega.

 

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