miércoles, 22 de julio de 2020







En 2009 vio la luz un peliculón basado en una novela de Cormac McCarthy, “The Road”. Una debacle global pone fin, de golpe, a la civilización. Imaginen a tanto hijoputa que hoy anda por ahí pero hambriento y desatado e imaginen por ejemplo a un poeta o a un pianista. Charlize Theron, que se había quedado preñada para el régimen tecnológico de economía liberal, pare (no quiere hacerlo pero no le queda otra) después de la hecatombe. Si los pillan los hijoputas, están perdidos: la violarán, violarán al crío, los matarán a los tres y en ganchos carniceros harán de proteína. Charlize Theron, que no quiere ni puede sobrevivir, educada y vivida, como todos ustedes, como todos nosotros, en vivir, y en vivir bien, id vosotros dos al sur, se suicida de noche por congelación en el bosque. El marrón de la supervivencia con el lastre del hijo y por el hijo se lo ha pasado a Viggo Mortensen, que hace un papel de la puta su madre.

Titán desmesurado, un loco amor posapocalíptico por la biología del sustentamiento y el ayuntamiento en orgía gris cinematográfica contra un padre que le infunde al niño la llama de Prometeo ¿termina dándole la razón a Charlize Theron? Si la van a ver o ya la han visto, mediten el final.

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