CINCO
TRILEROS Y UN ADVENEDIZO
Las
vacaciones de Santo Oficio valen para no acudir al Santo Oficio, lo
cual no es poco: descanso de la prostitución de mis veintiocho
falanges, una película (“Évelyn”) sobre la trata entera de
blancas y una negra y al mal tiempo la buena jeta de ir poniendo
orden y abriendo espacios en el lugar donde con la edad cada vez
pasamos más horas en una creciente retirada del siglo, ese lugar en
el que vuelven a pedirnos que ejerzamos democracia. Democracia mis
cojones, que diría el Márquez/Vargas de “Estoy vivo”. Me cago
en mi puta vida. El franquismo (¿el franquismo?) o los cantamañanas
de Vox dice la demoscopia que va, van recuperando terreno, o
adquiriéndolo. La desnaturalizada izquierda pide el voto del temor:
qué horror un Abascal y/o un Smith en el Gobierno. Pche: asuntos del
siglo. A la desnaturalizada izquierda le responde la Cadarma: ¿por
qué no os vais a tomar vientos? Ya está. Por menos, señoras
importantes que en su momento me dieron el voto se fueron de mi vida.
La Cadarma os lo dio y con él os limpiasteis el culo. Y ahora la
Cadarma da la casualidad de que está más fuera que dentro del
siglo. A la Cadarma no le da miedo Vox, al que auguran tercera fuerza
política. Aparte de inverosímil (interesadas previsiones para el
miedo), si resultare como aviesamente se pronostica el Esqueleto que
Lee ha vivido el franquismo ligero y los gobiernos tan campantemente
maniatados por los Vox del régimen del 78. ¿Miedo? A buenas horas
nos venís con esas trazas a suplicar el voto. ¿Os vuelvo a pedir
que os vayáis a tomar por el curso? No, no merece la pena. Hasta
mañana.
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