DAR
DE HOSTIAS
A
quienes nos pilló el coronavirus con aquellos pelos va haciéndonos
falta un buen corte. En ello estamos doña Luna y yo.
Doña
Luna, que esta mañana me ha complicado el coronavirus orinando
sangre. Yo creo que la naturaleza impide que la Cadarma frene en seco
y se pegue, después de un lunes a viernes frenético, la gran hostia
mental contra el parabrisas del cráneo este fin de semana.
Ante
esta que nos está cayendo, que no vi cosa igual en mi puta vida, el
deporte nacional, a falta de fútbol, consiste en darle de hostias al
Gobierno. Les juro por mi perra que si ahora mismo la izquierda
anduviese (directa, metonímica, sinecdóquicamente,
descontextualizando) metiéndole el deíctico dedo en el culo a un Gobierno de
derechas la Cadarma, vive Dios, estaría acordándose de las madres
de Sánchez e Iglesias y de las de todos los medios de comunicación
afines que emiten mierda. Quien me conoce sabe que lo estaría
haciendo; que lo he hecho por asuntos, al lado de este, nimios.
Cuando
hay que darle de hostias al giliprogre, se le da de hostias. Toca
ahora darle de hostias al facherío.
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